El vino es una de las bebidas más conocidas a nivel mundial y, de hecho, su consumo se encuentra muy extendido en distintos países, al igual que la producción de vinos. Y es que, nos guste más o menos el vino, no podemos negar que se trata de una de las bebidas alcohólicas por excelencia.
No obstante, aunque seas un gran amante del vino, es posible que no conozcas a fondo su historia. Porque, ¿sabes dónde surgió el vino? ¿Cómo se realizaba? Probablemente, no y es una pena porque tiene una larga trayectoria hasta llegar a los vinos tal y como los conocemos a día de hoy.
Pero no te preocupes, a continuación vamos a explicarte cómo ha ido evolucionando el vino desde sus orígenes.
Historia del vino en el mundo: orígenes
Blanco, tinto, espumoso… Existen muchas clases de vino distintas que se adaptan a los gustos de todos los comensales y que nos permiten disfrutar de una buena velada.
Pero, en cualquier caso, todos ellos provienen de una bebida que tiene muchos años de antigüedad y, cuanto más conozcamos su historia, más podremos disfrutar del vino. Entonces, es el momento de que nos hagamos estas preguntas: ¿De dónde es originario? ¿Quién inventó el vino?
Lo cierto es que la respuesta a esta pregunta no es tan sencilla como pueda parecer en un primer momento. Y es que, a pesar de encontrar indicios de este elemento, su cambio ha sido tal que guarda pocas similitudes con los productos que podemos encontrar hoy en día.
Pero, en cualquier caso, merece la pena conocer a fondo cómo ha ido cambiando el vino a lo largo de todos estos años.
El vino en el Antiguo Egipto
Si buscamos el primer vino del mundo, uno de los sitios a los cuales debemos acudir es sin duda el Antiguo Egipto. Y es que los egipcios crearon uno de los primeros sistemas para extraer el zumo o mosto de la uva mediante el pisado de las uvas, si bien es cierto que posteriormente comenzaron a pulir esta técnica.
El uso que daban a esta bebida allí se relacionaba con los cuidados intestinales, pero también porque creían que ayudaba a las mujeres a quedarse embarazadas. Por eso su consumo era muy habitual y se han encontrado muchos indicios sobre el mismo.
Historia del vino en la Grecia clásica
Dionisio era el dios griego del vino y es que esta bebida guarda mucha historia en la época de la Grecia más clásica. No obstante, se trataba de un producto muy distinto al que podemos encontrar hoy en día.
De hecho, el vino griego poseía tal espesor que era necesario mezclarlo con agua u otro líquido para poder consumirlo. Incluso a veces se utilizaban ingredientes que hoy en día no se nos pasarían por la cabeza como la resina, el agua de mar y especias.
Este producto se almacenaba en barricas o ánforas de arcilla que se solían taponar con un tejido que estaba impregnado de aceite de oliva o de grasa animal, el cual finalmente se cegaba con un barro arcilloso.
El método de conservación era algo precario, por lo que era habitual que estos vinos se estropeasen rápido, si bien es cierto que adquirieron gran fama y nombre propio: los de Quíos o Lesbos. Tanto es así que viajaban de una ciudad a otra en recipientes de barro de gran tamaño.
Pero además este producto también se consumía en reuniones con amigos, donde se aromatizaba con distintas hierbas para cambiar su sabor.
Con respecto a su método de extracción, los griegos crearon un sistema revolucionario que consistía en depositar la uva en un recipiente cilíndrico en cuyo interior descendía un émbolo que estrujaba los racimos.
El Imperio Romano y el vino
Llegamos a Roma, uno de los sitios que mejoró aún más el proceso de extracción de esta bebida, generando una especie de colador-exprimidor.
Esta y otras mejores fueron las que dieron lugar a un vino más elaborado y puro, el cual se vendía en pequeños frascos de vidrio sellado que nada tienen que ver con los tipos de vino tinto o blanco que conocemos hoy en día.
Lo más destacable de esta época era la mezcla de sabores que solían combinarse con esta bebida para darle distintos toques. Y es que, si hoy en día somos más de apreciar la riqueza y matices de una uva, antiguamente el uso de especias y otros ingredientes era lo que más gustaba a la población.
¿Qué ocurrió con el vino en la Edad Media?
Finalmente, nos situamos en la Edad Media, un periodo en el cual el arte de la elaboración de vino cayó en picado pese a tener un gran legado de viñas aportado por los romanos.
Sin embargo, la producción del mismo no se abandonó totalmente, ya que los monasterios y abadías necesitaban el vino para la celebración de las misas. Algo que hizo que fueran los propios monjes los que avanzasen en el proceso del arte de la viticultura.
En esta época comenzaron a surgir algunos vinos espumosos que comenzaron a ponerse de moda en Francia y fueron los precursores del famosísimo Champán. De hecho, fue un monje el que adoptó la decisión de envasar estas bebidas en botellas herméticas para que se conservase mejor el gas carbónico característico de esta bebida.
Con respecto a su conservación, durante esta época ya se almacenaba en barricas de madera en las cuales madurada un periodo aproximado de unos 3 años. Dando lugar a un proceso mucho más similar al que conocemos hoy en día para la elaboración de vinos.
Desde entonces hasta el día que nos encontramos, han surgido muchos avances que han permitido que el proceso de elaboración del vino sea más sencilla y efectiva. Además de encontrarnos con otras corrientes que se centran más en el sabor del producto en sí que en mezclarlo con otros ingredientes que pueden hacer que no apreciemos los distintos matices de las uvas.
En cualquier caso, esperamos que este artículo te haya servido para conocer un poco más sobre la historia del vino.