El queso fresco es un producto que acostumbramos a tener siempre en nuestra nevera. Esto se debe a que es un alimento muy versátil que podemos incorporar a todo tipo de recetas y, a su vez, nos ayuda a cuidar nuestra salud.
Sin embargo se trata de un producto que, precisamente por su frescura, suele ponerse malo de manera muy rápida. Algo que hace que sea muy importante que conozcamos cuáles son las pautas correctas para su conservación.
Pero no te preocupes, hoy te vamos a explicar cual es el mejor método de conservación de quesos y algunas pautas que puedes seguir para evitar que se estropee.
Queso fresco: beneficios para nuestra salud
Tanto el queso fresco como los quesos curados tienen muchos beneficios relevantes para nuestra salud. Tanto es así que se consideran como un alimento esencial dentro de cualquier dieta.
Pero hoy vamos a hablarte de las propiedades del queso fresco, que son:
- No engorda. A pesar de que el queso en sí puede aportar muchas calorías, lo cierto es que no es así en el caso del queso fresco. De hecho, es uno de los que se suele recomendar cuando vamos a realizar cualquier tipo de dieta de adelgazamiento.
- Puede combinarse en muchas recetas. Este tipo de lácteo puede tomarse solo, incluyéndolo en recetas dulces o saladas, etc. Existen muchas formas de consumir este producto y todas ellas están deliciosas.
- Fuente de proteínas. El queso es una fuente de proteínas, un elemento esencial para que nuestro organismo funcione de manera efectiva.
- Aporta gran cantidad de calcio. Finalmente es importante saber que también nos aporta muchos minerales y, entre ellos, el calcio. Éste es uno de los esenciales para fortalecer nuestros huesos y así prevenir la aparición de posibles enfermedades el día de mañana como puede ser el caso de la osteoporosis.
Como ves, consumir queso pueden aportarnos muchas ventajas y por eso te animamos a que lo hagas. En nuestra tienda online de quesos puedes encontrar muchas variedades para elegir el que más te guste.
4 trucos para conservar el queso fresco
El queso fresco es un producto que aporta mucho en nuestra dieta pero cuya conservación suele ser complicada. Y es que, la delicadeza de este producto, hace que se ponga malo rápidamente. Por eso es importante conocer cuáles son las pautas a seguir para así conservarlo en condiciones óptimas durante el máximo tiempo posible.
1. Guarda el queso en la nevera
El queso fresco es un alimento que requiere de más atención que otro tipo de productos lácteos si queremos que se conserve en buenas condiciones. Por eso es importante que lo pongamos dentro de nuestra nevera.
Si bien es cierto que, para evitar el exceso de humedad, es importante que usemos un recipiente para guardar el queso. Puede ser un taper ware de cristal, de plástico o incluso papel film transparente.
Además también es relevante que tengamos en cuenta cuál es el periodo de consumo adecuado del mismo una vez abierto. En este sentido no podemos olvidar que se trata de un producto fresco y, como tal, lo ideal es que lo tomemos en un periodo de 3 o 4 días una vez abierto.
2. Controla bien la temperatura
No consiste simplemente en guardarlo en la nevera sino que también es importante saber cómo guardar queso fresco en el refrigerador. Es decir, cual es la temperatura óptima para mantenerlo en buenas condiciones.
Como sabes, el queso es un producto que tiene muchos microorganismos en su interior que nos ayudan a mejorar nuestro funcionamiento digestivo. Pero, para mantenerlos en buenas condiciones, es esencial que se encuentren a una temperatura que les permite sobrevivir y estar cómodas.
En este sentido, la mejor opción para conservar queso fresco es mantenerlo entre los 4 y 8 grados. Razón por la cual suele recomendarse que se coloquen en la parte superior de la nevera.
Si bien es cierto que los quesos curados pueden mantenerse a temperaturas superiores (unos 12 grados) por lo que sus pautas de mantenimiento suelen ser distintas.
3. Elige el método adecuado según el tipo de queso
Como acabas de ver cada tipo de queso exige una forma distinta de conservación y es importante que elijas la correcta. En este sentido:
- Queso fresco. Como hemos visto es importante que elijas un recipiente para queso fresco y lo ubiques en la parte superior de la nevera.
- Queso tierno. Lo mejor es utilizar papel de horno para envolverlo ya que éste permite que transpire pero evita que se reseque.
- Queso curado. Seguramente te estés preguntando como se conserva el queso curado y lo cierto es que se hace de una forma muy similar a los dos anteriores. La mejor opción suele ser utilizar un recipiente hermético que nos permita que el queso no se reseque.
En cualquier caso debes saber que los quesos que no necesitan refrigeración son aquellos que se encuentran totalmente curados y se mantienen a temperatura ambiente. Pero, aunque es posible conservar el queso sin nevera, nosotros te recomendamos que los refrigeres siempre para así garantizar que no se echan a perder.
4. Utiliza aceite de oliva
Otro de los trucos para conservar el queso implica un elemento que tenemos siempre en nuestra cocina: el aceite de oliva. Como bien sabes, este producto tiene muchos beneficios y uno de ellos es que, si lo utilizamos para conservar el fresco, nos ayuda a incrementar el contenido de ácidos grasos omega 3 presentes en el mismo. Algo que hará que este producto adquiera otra serie de propiedades como por ejemplo la de convertirse en un potente antiinflamatorio.
Para usar este método de conservación lo único que tienes que hacer es colocar aceite de oliva virgen extra en un bote y cortar el queso en pequeños trozos que introducirás en el mismo. Además, puedes añadir distintas especias para darle el sabor que tu quieras.
Finalmente, debes cerrar el bote de manera hermética para que así el queso fresco se conserve mejor hasta que vayas a consumirlo.
En resumen, seguir estas sencillas pautas pueden ayudarte a sacar aún más partido al queso fresco así que te animamos a aplicarlas la próxima vez que lo compres.