Podemos encontrar muchas opciones distintas de quesos para adquirir en el mercado, las cuales pueden variar en relación con el tipo de leche, su periodo de maduración, sabor, etc. Todo ello dependiendo del tipo de queso que elijamos.
Esto se debe a que, durante el proceso para hacer un queso, se incorporan variaciones que son las que terminan dando lugar a productos que pueden ser totalmente opuestos pese a tener la misma materia prima.
No obstante, a pesar de las diferencias que podemos encontrar en cada una de las variedades que hay, debemos saber que existe un paso a paso básico que se sigue en todos los casos. Por eso, si quieres saber cómo se fabrica el queso, te animamos a que sigas leyendo porque te lo vamos a explicar en detalle a continuación.
Cuál es el proceso de elaboración del queso
El proceso de elaboración del queso es bastante sencillo, si bien es cierto que debe ser realizado por profesionales cualificados que sepan cómo deben tratar este alimento. De lo contrario, el resultado obtenido puede no ser el adecuado.
No obstante, para que entiendas un poco mejor el paso a paso para la obtención del queso te lo explicamos a continuación.
1. Obtención de la materia prima
El primer paso comprende aquella etapa en la cual obtenemos la materia prima que vamos a utilizar para hacer este alimento. Como ya sabemos, el queso se elabora con leche de origen animal, pero la elección de una u otra, va a determinar en gran parte el sabor final del mismo.
Por eso es importante conocer los distintos tipos de queso que podemos encontrar basándonos en el tipo de leche con la que se hayan procedido a hacer los mismos: vaca, oveja o cabra.
Además, también es crucial que elijamos ingredientes de la más alta calidad para así garantizar un buen resultado final. Aunque, si lo prefieres, también puedes comprar quesos artesanos en nuestra tienda online.
2. Coagulación del queso
Una vez ya tenemos la leche con la que vamos a trabajar, debemos introducirla en una cuba para calentarla a una temperatura que va a estar entre los 28 y los 34 °C. En este paso añadiremos los coagulantes (que pueden ser de origen animal o vegetal) y removeremos de forma constante para que la leche cuaje correctamente.
De esta manera obtenemos una especie de cuajada que servirá de base para la posterior elaboración del queso. Teniendo especial cuidado de que la mezcla no se corte y adquiera una textura homogénea antes de pasar al siguiente paso.
3. Eliminación del suero
Cuando ya tengamos la textura adecuada para fabricar el queso, habrá llegado el momento de realizar el corte de la cuajada, para lo que se utilizan unas cuchillas llamadas «liras». El tipo de corte que se ejecute y los «granos» que se generen con el mismo son los que van a determinar el tipo de producto que se obtenga finalmente.
Una vez tengamos esto debemos eliminar el suero, para lo cual se debe agitar el queso hasta conseguir separar el grano de la mezcla más líquida. Habitualmente esto se hace introduciendo la mezcla en un molde que será el que de su forma final a este producto, dando así lugar el prensado del mismo.
Debemos tener en cuenta que el suero contiene sales, minerales, proteínas hidrosolubles, etc. Por lo que es interesante guardarlo para aprovecharlo posteriormente.
El último paso dentro de esta fase consiste en el salado de la pieza, algo esencial para la conservación del mismo. Salar el queso sirve para que se forme la corteza en el queso y evitar que salgan ciertos microorganismos, aunque no solo eso, también ayuda a potenciar el sabor y aroma del mismo.
4. Proceso de maduración
Finalmente, llegamos al último paso del procedimiento para elaborar queso, el cual consiste en dejar que el queso madure. Lo que se hace en este punto es orear los quesos y colocarlos en estanterías dentro de cámaras cuya temperatura se encuentra controlada, aunque también se utilizan cuevas de maduración.
La temperatura ideal para este proceso está entre 9 °C y 11 °C, con una humedad relativa entre el 85 y el 99%, aunque esto va a depender del tipo de queso que queramos obtener. En este punto será donde se determinen aspectos tan relevantes como la consistencia del queso, su aroma, la forma e incluso el sabor.
Además, en algunas ocasiones, se llevan a cabo cambios en la posición de los quesos para garantizar que la maduración del mismo sea la correcta.
¿Cuánto tiempo debe madurar cada tipo de queso?
Ahora que ya conoces como se forma el queso, es importante que conozcas los distintos tipos que puedes obtener dependiendo del tiempo de maduración de los mismos.
Serían los que te dejamos a continuación:
- Queso fresco. La producción de queso fresco es muy sencilla porque se trata de aquel que no requiere de ningún tiempo de maduración. Es decir, se puede consumir una vez se haya finalizado su fabricación.
- Queso tierno. En el caso de este producto, el periodo de maduración es menor a 7 días con independencia de lo que pese la pieza en sí misma.
- Queso semicurado. El periodo de maduración óptimo de este alimento es de unos 20 a 35 días, que se acerque más a un extremo u otro, va a depender de si el peso del mismo es mayor o menor a 1, 5 kg.
- Queso curado. Al igual que ocurre con el semicurado y con los que veremos posteriormente, el número de días van a variar con relación a su peso. En este caso se recomienda que sean entre 45 y 105 días.
- Queso viejo. Su periodo óptimo se encuentra entre los 100 y los 180 días, dependiendo del peso y también del sabor final que queramos dar al mismo.
- Queso añejo. Por último tenemos aquellos quesos de sabor más fuerte y textura dura. Estos requieren un periodo de maduración de más de 270 días.
En resumen, el proceso de realización del queso es bastante sencillo, si bien implica conocer bien tanto la materia prima como el producto final que queremos conseguir. Conocimientos que se encuentran en manos de los artesanos y aquellas personas que llevan trabajando con este producto durante toda su vida.